Criaturas que emanan de mi ser

Anoche soñé con la maleza de un bosque vasto y majestuoso. Vi al ciervo correr entre la frondosidad, sentí su velocidad, la euforia del ser salvaje, indomable, libre. Observé cómo saltaba los brotes de la vida y cómo penetraba el las oscuras entrañas de su mundo. Pronto llegué a la conclusión de que el ser libre y salvaje jamás existió pues éste se limitaba a huir. Corría asustado evitando las sendas más tentadoras, y él también debió percatarse del rumbo que llevaba cuando de pronto su propio entornó le traicionó dejándolo expuesto al claro de un prado donde a diferencia del empuje de las ramas feroces que le rodeaban hayó paz y sosiego. Y allí se quedó a pastar.