Buscas a tu alrededor.
Miles de caras que devuelven la mirada, desconocidos.
Una multitud de ojos que te acechan en las sombras, pero ¿qué buscas insensata?¿Dónde o cuándo encontraste antes paz cuando todo era oscuro?¿Qué hay? Ah.
Ahí, tan cerca y tan lejos. Igual que siempre.
¿Por qué tan tenso?¿Acaso temes por mi seguridad?¿Me buscabas tú también? No. Tú ya me observabas hace rato. Cómo no.
La mirada que me arropa, la paz que me envuelve. Seguridad.
Oh! Al fin, esa tierna mano a tender. Una racha de pasión que te empuja a tirar de mí. Y una vez en tus brazos, oh ¿qué soy sino tu pequeña asustada?
Si mis fuerzas flaquean, si el peligro me envuelve, si pierdo el rumbo, si hallo dolor tú me cargas es tus brazos, y con una mirada de sosiego veo como mis temores se desvanecen tras nosotros.
Y aunque la lluvia caiga como granizo tú, tú alma imperturbable me conduces a través de la tempestad.Con determinación y la certeza de que si algo me sucediera mil cabezas arrancarías.
Sí, ahí está necia. Él que conoce ya todas tus sonrisas, todas tus lágrimas y sueños.
¿Y si corrieras hacia él?¿Crees que saldría huyendo o que se quedaría?
De cualquier modo siempre sabrás que aunque recuestes la cabeza en su pecho él jamás abandonará la alerta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario