La rosa calló al fondo del océano.
¿Llegará hasta mi paradero?
Emigré con los pájaros en búsqueda,
mas consuelo no hallé en la rosaleda.
Labios de carmín dejé grabados
en copos de nieve lanzados.
¿Quién eres tú que me atormentas
con esta tu presencia?
El níveo color de tu rostro me acecha
y dulces escalofríos obtienes
por respuesta.
Quema tu aliento en mi pecho
mientras resto en tu lecho.
Oh cruel despertar!
¿Acaso quieres verle marchar?
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